El concepto de Patrimonio, y en especial el de cultura, es subjetivo y dinámico, no incumbe a los bienes u objetos que incluye sino a los significados y valores que una sociedad les atribuye en cada momento de su historia determinando, a su vez, cuales proteger y/o conservar.
En la actualidad existe un amplio consenso internacional sobre la cuestión y los documentos y acuerdos son muchos y variados consolidando una preocupación profunda y plural sobre el patrimonio, que pone de relieve y valora la importancia que para nuestra sociedad tienen todas aquellas entidades materiales e inmateriales significativas y testimoniales de las distintas culturas, sin establecer límites temporales ni artísticos, considerando así las entidades de carácter tradicional, industrial, inmaterial, contemporáneo, subacuático o los paisajes culturales como garantes de un importante valor patrimonial.
El Arte, como parte del patrimonio cultural, tiene un profundo carácter social, participativo y dinámico, que evidencia los significados que continuamente son interpretados por la comunidad de la que formamos parte y de aquí su gran importancia educativa.
Pierre Bourdieu decía que hablar de los conceptos es ponerlos a funcionar. Hoy más que nunca nuestra sociedad contemporánea, marcada por la globalización económica, política, social y cultural, acelerada por los progresos en la tecnología de comunicaciones e información, ha condicionado el valor social y homogeneización de las culturas. Las culturas mayoritarias absorben cada vez más las culturas minoritarias representando una amenaza para la diversidad y riqueza cultural.
Es necesario reflexionar sobre todo ello y encontrar recursos eficaces que permitan facilitar la enseñanza consecuente sobre el patrimonio en nuestro sistema educativo como una base fundamental en el estudio de nuestra identidad, los elementos y valores a través de los cuales nos conocemos y somos reconocidos.